
Días de locura, así puedo describir muy brévemente lo que se ha visto desde que comenzó el año en los comercios.
¿De verdad nos hace falta todo lo que compramos? ó ¿nos hace falta comprar para sentir que estamos vivos?.
Muchas veces habremos comentado con amigos o familiares, o lo habremos leído, el consumismo visto desde la pregunta anterior, en el sentido existencial, las personas parece que ponemos el consumo desenfrenado a la altura de las necesidades primarias, desde luego que nos tenemos que comprar comida y ropa, pero al nivel que lo hacemos... creo que no es racional.
Estos días en los comercios y, alimentado por las fiestas navideñas que incitan al consumidor a comprar para regalar, se ha podido apreciar como la gente compraba sin saber; sin saber talla, sin saber en muchos casos precio, sin saber para quien, sin saber al final porqué.
¿Cual es el motivo que nos lleva a consumir de esta manera?, ¿de verdad necesitamos tantos pares de zapatillas o un pantalón para cada día de la semana?. Hoy parece que es pecado repetir la ropa de un día para otro.
Reflexionemos sobre este tema porque en tiempos como los que nos acompañan creo que este tipo de consumismo no nos hace ningún bien (y no digamos ya en el medio ambiente), por supuesto, que el consumo es el motor de la economía, es lo que provoca que el dinero se mueva y por lo tanto la economía en su conjunto funcione provocando generación de empleo, subidas salariales... pero no debemos dejar que este consumismo nos atrape en su tela de araña y terminemos por necesitarlo para sentirnos bien con nosotros mismos.
Este consumismo también ha provocado que empujemos los precios de muchos bienes (como la vivienda o la gasolina) al alza y que en nuestra época la gran mayoría de las familias necesiten 2 sueldos dignos para vivir de igual manera.
Por un consumo racional, pensemos antes de comprar.
Buena reflexión, Adrián. Nos dicen que si consumimos más, se genera más actividad económica, todos ganamos más, etc. Pero seguramente se podría vivir con menos si no nos crearan necesidades artificiales. Porque al final acabamos todos viviendo para trabajar y no parece que merezca la pena.
ResponderEliminarPues tú, acorde a tus principios, bien poco que te has gastado estas navidades que no has invitado ni a un botellin a tus primos.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu blog pero escribe un poco mas a menudo.
Carlos, gracias por el comentario, me alegra que un bloguero como tú lea este espacio. Como dices, mejor controlarnos y vivir con menos, porque no es plan de que tanto el consumo desenfrenado como el trabajo copen nuestras vidas. Disfrutemos de bellezas naturales mas baratas y saludables como los paisajes de nuestro pueblo. Un abrazo.
ResponderEliminarArmando, me gusta que te guste el blog, espero consejos de un informático ¿conoces a alguien?. Escribo en él lo que el tiempo me deja, ahora no tengo mucho. Cuando disponga de más cuenta también con que te invitaré a algún botellín. Nos vemos primo.
Hola Adrián:
ResponderEliminarHoy no somos ciudadanos sino consumidores. Somos tanto como consumimos. Si consumimos poco no somos nada. Esa es la ilógica aplastante que nos imponen y que nada hacemos por modificar, o cuanto menos por pasar de ella.
Un abrazo.
Óscar G. Mera
Hola Oscar:
ResponderEliminarBienvenido al blog.
Somos lo que consumimos, si señor, mejor descrito imposible, casi se es un bicho raro si no vas a la moda y miramos raro a alguien que se le ocurra ponerse un jersey tejido por su abuela.
Aunque seamos unos pocos, pasemos de este consumismo.
Un abrazo.
Hola amigos,
ResponderEliminarYo voy a intentar poner la nota discordante, porque los extremos no me gustan en casi nada en la vida. Es verdad que estamos marcados y dominados por el consumismo, sobre todo en Navidad y fechas señaladas (vease Día del Padre, de la Madre, de los Enamorados...)pero debemos recapacitar (y digo "recapacitar" en un sentido más amplio que meramente "reflexionar") sobre el hecho de que todos nosotros somos seres sociales y como tales estamos inmersos en una serie de estándares de obligado cumplimiento. Si nos vamos por la tangente e intentamos huir de cualquier tipo de consumismo seremos rápidamente apartados de diferentes grupos y segmentos con los que nos relacionamos a diario. Creo que lo más importante de todo es que cada uno de nosotros nos tomemos la medida y seamos capaces de conocer de forma objetiva hasta qué punto somos víctimas y hasta qué punto participamos de forma volunaria en esta vorágine.
Y ahora amigos, perdonadme, pero tengo que ir de compras...je,je!
Saludos.